Nadie es capaz de cabalgar a todo galope sin parar nunca y cada vez más rápido. Sin embargo, ella necesita un jinete que cabalgue sin metas, sin llegadas, por cabalgar, por amor al contacto con el aire, un hombre capaz de gozar, todo el tiempo, hasta morir.
Al principio ella tenía un poco de dinero y yo un poco de inteligencia. Después los dos fuimos muy famoso. Ella se volvió muy inteligente y yo, para conseguir algo de dinero, tuve que trabajar.