sábado, 30 de mayo de 2009

INTENTO AUTOBIOGRÁFICO NÚMERO SETENTA Y DOS

A Catín siempre le interesaba otra cosa y Corazón de miel, preguntó.
A Corazón de miel, siempre le pasaba lo peor. Nadie la quería, todos la perseguían, pero ella era fiel. Amaba sobre todo el corazón de las cosas. La miel del corazón. Quiero decir, tenía una pasión perpetua por los mínimos detalles. A Corazón de miel, a pesar de los consejos de don Miguel, le gustaba gobernar, quería imponer como moda y obligación: el amor. Estaba loca.
Pero ayer a la noche, insistió Catín, ayer a la noche cuando don Miguel me rompía el culo, ella ¿qué hacía?
Ya te lo dije Catín, ya te lo dije, a Corazón de miel le gustaba gobernar, estaba escribiendo. Al principio colaboró un poco, trajo la vaselina y creo que te dio un beso en la boca a vos y después de fue a escribir. Pero a vos te quiere, siempre habla con cierta ternura cuando habla de ti.
Y ahora ¿qué te pasa Luisa? ¿Acaso Corazón de miel a ti no te quiere? Me teme, el otro día cuando estuvimos con Alesio las dos, no me dio un solo beso como la gente y, después, cada vez que me tocaba la concha parecía que tocaba mierda, con la punta de los deditos y sin respirar. Con Alesio follaron bien. Clásico, con algunos golpes. Pero a mí, me teme.

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