lunes, 13 de abril de 2009

INTENTO AUTOBIOGRÁFICO NÚMERO CINCUENTA Y SIETE

La confabulación fue precisa y ahora tengo que ser yo el que diga la verdad, o la mentira y para colmo, don Miguel cuando me palmeó las espaldas el otro día, me dijo adelante, pero lo que sea, tiene que ser lo último. Una lágrima de Luisa y un fuerte apretón de manos de don Cristóbal, me indicaron claramente, que la poesía por ahora no sirve para nada y que era mejor que me dedicara a la novela.
Estoy desesperado, hacer de hombre perfecto, me desagrada. Prefiero para mí las imperfecciones de la carne. Las largas caminatas con Luisa o con don Miguel, o bien aquel rubio verano, donde toda la algarabía fue el encuentro con los amigos. Y ahora siempre desde hace un tiempo me pregunto ¿estaremos reprimiendo algo, o somos realmente felices? Tal vez estemos reprimiendo algo, dijo don Miguel, pero eso a quién le importa. Querido Alesio, la historia se entretiene con cosas bastante distintas de las que entretienen al hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario