jueves, 23 de abril de 2009

INTENTO AUTOBIOGRÁFICO NÚMERO CINCUENTA Y NUEVE

El terror de las vides, el segador de los más bellos racimos. Soy, la puesta en escena del mundo moderno, quiero decir una especie de culo al aire libre.
Haré conmigo, contigo, con ellos, con nosotros y con ella, todo lo que quiera.
Catín y Diana se besan alborozadas, han recuperado su libertad y entre ellas don Cristóbal, arrodillado con sus rodillas separadas y la cabeza en extensión peripatética, como un sereno y silencioso bailarín, consiguió con un solo y mortal movimiento, un aullido de Catín y en el mismo instante un temblor de Diana. Su voz sonaba ahora clara y cristalina, don Cristóbal había podido en ese gesto único e irrepetible, quiero decir que si se repite los resultados siempre son otros, unir sus partes. Podría, a partir de ahora si lo deseara, enloquecerse en un solo sentido, llegar hasta el final.
Quiero sumar, el hombre tiene que aprender a sumar. Cualquier historia con cualquier historia, cualquier amor con cualquier amor.
El sexo y la gloria se parecen, no pierdan ninguna oportunidad. Soy producto de una conversación entre amigos, una lenta conversación con hombres y mujeres, una especie de deseo grupal, una especie de tulipán sangrante entre las manos de un niño cruel. Poderosa magia grupal, instrumento preciso de transformación, que de la nada hará un novelista. Se trata simplemente de generar olores, hasta llegar al olor perfecto, al sensitivo aroma, al pluscuamperfecto perfume, del culo de mi madre. Desde allí, la visión de los entretelones será total.

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