miércoles, 1 de abril de 2009

INTENTO AUTOBIOGRÁFICO NÚMERO CINCUENTA Y TRES

Hablar en voz alta delante de esa gente era la prueba máxima por la que debería pasar.
Yo a ellos los entendía bien, a pesar de no saber de qué hablaban, era claro que hablaban el mismo idioma que yo, en mi país natal.
El patio era fresco, un patio en escuadra, con una piscina para niños de plástico, indicaba el estado casi de indigencia de esta familia, ya que en verano, yo lo recuerdo de mi barrio, las familias iban al mar. Unos sillones de jardín viejos y sin almohadones, y varias sillas de madera pequeñas hablaban de que en esa casa eran privilegiados los niños a los mayores, cada niño tenía su silla en el patio, cada adulto no tenía su silla en el patio.
Me pues el cigarrillo de marihuana en la boca y me senté en uno de los sillones. Me dije que esa sería una buena manera de averiguar, por lo menos si en la casa además de mí, había otra persona que fumara marihuana.

1 comentario:

  1. Me acerco 'a por una calada' y disfruto con alegría de su blog, me encanta. Besos!

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